El Chepe Express:
un viaje entre montañas de Sinaloa a Chihuahua (y viceversa)
El tren no es sólo un medio de transporte, sino una verdadera experiencia de viaje. Los paisajes sublimes, los sonidos de la naturaleza y las comunidades que se cruzan a bordo del Chepe Express se quedan en la memoria de una travesía más que excepcional.
En éste, el único tren de pasajeros del país, es posible descubrir el estado más grande de México y acercarse a su gente, disfrutar de cerca la magnitud de la naturaleza y tomar conciencia de cómo nos hace sentir: pequeños y, a la vez, agradecidos de poder contemplarla. De Sinaloa a Chihuahua —y viceversa— uno no puede dejar de sorprenderse con la deslumbrante belleza de sus escenarios naturales.
Disfrutar
el trayecto

Los 653 kilómetros que recorre el Chepe Express —desde la costa del Pacífico hasta lo alto de la Sierra Madre Occidental— son el trayecto, pero también el viaje en sí mismo. Entre la salida y el destino uno cruza por pueblos, comunidades, montañas de colores que a veces son verdes y a veces cobrizas, cañones milenarios, paisajes que hay que mirar hacia arriba y que dejan sin aliento.
La línea férrea atraviesa con precisión la sierra gracias a sus 86 túneles y 37 puentes. Desde la construcción de las vías entre los siglos XIX y XX, es considerada una de las joyas mejor ejecutadas de la ingeniería mexicana.



El tren está integrado por seis carros de pasajeros que se dividen en tres clases: primera, ejecutiva y turista. Los pasajeros de la sección turista viven el trayecto con toda comodidad y a un muy buen precio en el Chepe Express. En el servicio ejecutivo hay asientos reclinables y audio premium, además de acceso al bar y al primer nivel del restaurante. El servicio de primera es comodísimo, en gran medida por sus asientos ergonómicos, e incluye una comida en Urike, el restaurante de dos niveles del tren, y acceso a la terraza bar, desde donde se obtienen vistas panorámicas de la sierra.
Disfrutar
el trayecto
Los 653 kilómetros que recorre el Chepe Express —desde la costa del Pacífico hasta lo alto de la Sierra Madre Occidental— son el trayecto, pero también el viaje en sí mismo. Entre la salida y el destino uno cruza por pueblos, comunidades, montañas de colores que a veces son verdes y a veces cobrizas, cañones milenarios, paisajes que hay que mirar hacia arriba y que dejan sin aliento.

La línea férrea atraviesa con precisión la sierra gracias a sus 86 túneles y 37 puentes. Desde la construcción de las vías entre los siglos XIX y XX, es considerada una de las joyas mejor ejecutadas de la ingeniería mexicana.

El tren está integrado por seis carros de pasajeros que se dividen en tres clases: primera, ejecutiva y turista. Los pasajeros de la sección turista viven el trayecto con toda comodidad y a un muy buen precio en el Chepe Express. En el servicio ejecutivo hay asientos reclinables y audio premium, además de acceso al bar y al primer nivel del restaurante. El servicio de primera es comodísimo, en gran medida por sus asientos ergonómicos, e incluye una comida en Urike, el restaurante de dos niveles del tren, y acceso a la terraza bar, desde donde se obtienen vistas panorámicas de la sierra.
Disfruta las Barrancas del Cobre a bordo del espectacular Chepe Express
Los vagones

El vagón que alberga el bar del Chepe Express es, sin duda, el punto de reunión favorito en el trayecto, y no es para menos: no todos los días se tiene la oportunidad de ver la sierra en toda su magnitud con una buena conversación y un trago en mano. Pide la Chepe Margarita (con sal de gusano y cilantro) o el Sotol Mayor para disfrutar el camino que, además de conmovedor, será muy relajante.

Urike, el restaurante y comedor del tren, se ubica en un carro de dos niveles. Las ventanas abatibles del primer nivel y las tipo domo del segundo hacen que la excelente experiencia culinaria se funda con la vista del horizonte montañoso. Para comer hay que pedir algunos de los platillos típicos de la región que recorre el Chepe Express. Todos son deliciosos, así que deja que sea tu antojo el que decida.



Gastronomía
La cocina a bordo del tren corre a cargo de los reconocidos chefs Salvador Orozco y Daniel Ovadía. Los protagonistas de esta experiencia gastronómica son los auténticos sabores de la sierra y de la costa sinaloense. Entre los platillos que se pueden pedir están las deliciosas gorditas de chile pasado con hongos y queso oreado —que se preparan al norte Chihuahua— y el aguachile de rib eye y chicharrón que se prepara con chile chiltepín, pepino, cebolla morada y cilantro. Urike busca que, a lo largo del trayecto del Chepe Express, sus comensales se enamoren de la región mediante sus creaciones culinarias.
Los
vagones
Urike, el restaurante y comedor del tren, se ubica en un carro de dos niveles. Las ventanas abatibles del primer nivel y las tipo domo del segundo hacen que la excelente experiencia culinaria se funda con la vista del horizonte montañoso. Para comer hay que pedir algunos de los platillos típicos de la región que recorre el Chepe Express. Todos son deliciosos, así que deja que sea tu antojo el que decida.

El vagón que alberga el bar del Chepe Express es, sin duda, el punto de reunión favorito en el trayecto, y no es para menos: no todos los días se tiene la oportunidad de ver la sierra en toda su magnitud con una buena conversación y un trago en mano. Pide la Chepe Margarita (con sal de gusano y cilantro) o el Sotol Mayor para disfrutar el camino que, además de conmovedor, será muy relajante.

Gastronomía
La cocina a bordo del tren corre a cargo de los reconocidos chefs Salvador Orozco y Daniel Ovadía. Los protagonistas de esta experiencia gastronómica son los auténticos sabores de la sierra y de la costa sinaloense. Entre los platillos que se pueden pedir están las deliciosas gorditas de chile pasado con hongos y queso oreado —que se preparan al norte Chihuahua— y el aguachile de rib eye y chicharrón que se prepara con chile chiltepín, pepino, cebolla morada y cilantro. Urike busca que, a lo largo del trayecto del Chepe Express, sus comensales se enamoren de la región mediante sus creaciones culinarias.

Conoce los vagones a detalle
Detenerse
en el camino
El recorrido empieza —o termina— en Sinaloa y llega a la Sierra Tarahumara. Si tu boleto recorre toda la ruta, puedes bajar en tres paradas durante el viaje y conocer algunas poblaciones que reflejan la historia de esta tierra y la de sus habitantes. Aquí presentamos algunas atracciones de este viaje.
Detenerse en
el camino
El recorrido empieza —o termina— en Sinaloa y llega a la Sierra Tarahumara. Si tu boleto recorre toda la ruta, puedes bajar en tres paradas durante el viaje y conocer algunas poblaciones que reflejan la historia de esta tierra y la de sus habitantes. Aquí presentamos algunas atracciones de este viaje.
Los Mochis
Todo inicia en la costa del Pacífico, en la tercera ciudad más importante de Sinaloa, considerada la puerta de entrada al Cañón del Cobre. Antes de subir al tren hay que conocer esta ciudad cañera y pesquera. No hay que perderse de un paseo en bote por la bahía de Topolobampo, donde se puede nadar con delfines, en especial con Pechocho, que nació ahí y disfruta convivir con los visitantes. Recorrer con tranquilidad el jardín botánico de Los Mochis —uno de los más hermosos del país— también es una buena opción. Para comer como un auténtico sinaloense, hay que pedir tostadas de mariscos fresquísimos, o un buen plato de chilorio —carne de puerco deshebrada en chile—, otra de sus estrellas culinarias.
El Fuerte
Tras dos horas de viaje por las vías férreas se llega a la primera parada de la ruta: El Fuerte, todavía en el estado de Sinaloa. Es muy recomendable bajarse en esta estación y recorrer el pueblo, sentir su esencia colonial y minera y el fuerte arraigo indígena de quienes viven aquí. El centro es imperdible: la plaza central es perfecta para pasar una tarde tranquila, aunque si se buscan emociones más intensas, entonces hay que ir al río Fuerte, que tiene muchas actividades acuáticas para hacer durante el día.
Bahuichivo / Cerocahui
De El Fuerte a la siguiente parada del tren se hacen cuatro horas y 10 minutos. Ya en territorio chihuahuense, Bahuichivo es una pequeña localidad cuyos paisajes, historia y tradiciones son inconmensurables. Entre miradores, misiones y cascadas, es una de las paradas más populares del recorrido del tren.
A aproximadamente 16 kilómetros de la estación se encuentra el hermoso pueblo de Cerocahui, que guarda muchas de las bellezas icónicas de las Barrancas del Cobre. Aquí se encuentra el impresionante mirador del Cerro del Gallego y la cascada Cerocahui o Huicochi, que invita a una preciosa caminata por el río en el que desemboca. También es posible hacer un recorrido por los viñedos del Hotel Misión Cerocahui y una cata de vinos de la producción de Viñedos Balderrama.
Divisadero
Cuando se piensa en las Barrancas del Cobre, a muchos se les vienen a la mente imágenes que parecen de otro mundo, y la realidad es que esas postales pueden verse justo aquí en Divisadero, una de las paradas más concurridas de la ruta del Chepe Express. Esta zona ofrece la vista más fotogénica de los tres cañones más famosos del sistema de barrancas; desde aquí, Urique, Tararecua y Del Cobre son realmente bellas, monumentales, sobre todo al atardecer, cuando las rocas alcanzan intensos tonos cobrizos.
Además de la cautivadora belleza del paisaje, en Divisadero se puede participar en actividades extremas y caminatas que hacen que el viaje sea todavía más emocionante. En el Parque de Aventura Barrancas del Cobre uno puede lanzarse en la tirolesa más larga del mundo (2,538 metros) o por un circuito de siete líneas que abarcan más de cinco kilómetros. También se puede hacer rappel y cruzar las montañas por unos puentes colgantes extremos. Para quienes quieren ver la belleza de las barrancas pero desde una cabina, en el parque también hay un teleférico que hace un recorrido —de ida y vuelta entre sus dos estaciones— de 45 minutos por los aires.
Creel
La parada que hace el Chepe Express en este Pueblo Mágico es la oportunidad perfecta para acercarse a la vida real de las comunidades rarámuris de la sierra. La riqueza natural de esta población enclavada en lo alto de la Sierra Madre Occidental no tiene comparación: aquí puedes visitar bosques, cascadas, ríos y cuevas en un solo día. Sus valles están entre las atracciones naturales más llamativas de la ruta: el Valle de los Monjes, el de las Ranas y el de los Hongos son tres lugares mágicos que se pueden recorrer en un paseo a pie, en coche o en cuatrimoto.
La historia de las comunidades serranas se documenta en los museos y plazas del centro de Creel, por lo que es la parada correcta para conocer más de la región. No te vayas sin comprar alguna artesanía hecha por gente de la localidad. Sus textiles son, de verdad, bellísimos.
En el centro histórico del pueblo hay que visitar la Misión Francisco Javier, una iglesia de 1680, que muestra la mezcla cultural de los rarámuris con la influencia europea de la evangelización, y muy cerca de aquí, el internado de tewecado en el que un grupo de religiosas cuidan, enseñan y dan comida y ropa a las niñas rarámuris de poblaciones lejanas. Este proyecto necesita mucho apoyo, por lo que es una parada indispensable en este viaje.
Conoce a detalle la ruta del Chepe Express
Al aire libre
y en la naturaleza
Al aire libre
y en la naturaleza

Topolobampo en bote
En el norte de Sinaloa, la bahía de Topolobampo se recorre en diferentes tipos de embarcaciones. Lo ideal es subirse a un bote para conocer toda la ensenada y dejarse sorprender por los paisajes en el camino. Uno de los lugares más visitados es el estero Bichi pues en sus aguas se puede visitar a Pechocho, un delfín que hace 30 años nació aquí y vive en libertad. Es muy amigable con los viajeros y, siempre que se haga con respeto, es posible acariciarlo. La playa El Maviri es una de las mejores opciones de la bahía para comer y nadar un poco antes de regresar al malecón. Las preparaciones de mariscos que se ofrecen en las palapas son riquísimas, una auténtica muestra de la generosidad de la gente de la zona y también del Mar de Cortés.

Kayaks en El Fuerte
El río Fuerte espera a los viajeros que van en busca de emociones intensas. En este afluente, una de las actividades más comunes es el paseo en kayak (aun cuando la corriente es tranquila, se recomienda sólo para quienes sepan nadar). El río también es un buen lugar para practicar la pesca, por lo que muchos disfrutan hacer el recorrido en kayak y, en cuanto encuentran el mejor lugar para la pesca, se detienen para conseguir alguna pieza que después pueden cocinar a la orilla del río.

Mirador del Cerro del Gallego en Bahuichivo
La profunda y extraordinaria barranca de Urique es la protagonista de las fotos desde el mirador natural del Cerro del Gallego, desde cuya cima la Sierra Tarahumara se revela mágica e impresionante. Todos querrán llegar a las terrazas voladas que están a la orilla de la loma para disfrutar las mejores vistas. Un dato que la memoria olfativa de los viajeros guardará es el profundo olor a madera que se percibe en cada rincón de este lugar, un pueblo maderero por tradición. Este mirador es perfecto para vivir una experiencia sensorial inolvidable.

Teleférico y tirolesas en Divisadero
La belleza de las Barrancas del Cobre es innegable desde cualquier perspectiva, pero quizá una de las vistas más emocionantes de estas majestuosas formaciones se tiene desde los aires. El teleférico del Parque de Aventura Barrancas del Cobre recorre tres kilómetros sobre las barrancas. Al cruzar la de Urique estarás a una altura de 1,879 metros. Para los más extremos, el parque tiene un circuito de siete tirolesas que recorren casi cinco kilómetros entre saltos y puentes colgantes. En esta experiencia, la naturaleza se siente más de cerca, con el viento en la cara y el corazón al máximo.

Los valles de Creel
Son la razón perfecta para emprender un viaje hasta este Pueblo Mágico. El Valle de los Monjes, uno de los espectáculos naturales más cautivadores de la Sierra Tarahumara, es una llanura rodeada de formaciones rocosas que, cuenta la leyenda, es un grupo de monjes que llegó a meditar y, por la belleza del lugar, decidió quedarse ahí para siempre. Las rocas miden hasta 60 metros, y el mejor momento para contemplarlas es casi al atardecer: la puesta de sol en completo silencio es una de las experiencias más conmovedoras de un viaje por Chihuahua. El Valle de los Hongos y el de los Sapos también se encuentran en Creel y de ahí se toman las fotos más curiosas de este viaje, pues te verás rodeado de rocas con formas muy particulares.
Conoce todas las actividades
que tendrás disponibles en
la ruta del Chepe Express
Hoteles
imperdibles
Hoteles
imperdibles

Hotel Posada del Hidalgo
Ubicado en Pueblo Mágico de El Fuerte, esta increíble propiedad es un hotel y un museo a la vez. La construcción sobre la que se encuentra fue, en 1564, una fortaleza para defender este territorio de los conquistadores, y para 1890, el alcalde del pueblo decidió comenzar con la construcción del hotel que hoy es considerado un auténtico vestigio arquitectónico de la colonia. Con sólo 68 habitaciones, sus huéspedes reciben un trato atento y personalizado. Todos sus espacios invitan a dejarse llevar por el ambiente colonial. Los patios son particularmente encantadores, mientras que la alberca y el restaurante son muy buenas opciones para pasar la tarde. El hotel cuenta con spa, que merece una mención aparte: su tratamiento de hidroterapia caliente será una de las mejores experiencias de este viaje.

Hotel Misión Cerocahui
A tan sólo 25 minutos de la estación Bahuichivo del Chepe, es uno de los mejores hoteles para descansar en la ruta. Una de sus más lindas particularidades es que a un costado hay un viñedo y, al otro, muchos huertos de manzana rodeados por monumentales montañas. El hotel es pequeño y, sin embargo, sus habitaciones son muy amplias, perfectas si el viaje se hace con toda la familia. Entre los espacios que no debes dejar de visitar mientras estés hospedado en este hotel está la iglesia, una de las misiones rarámuris mejor conservadas del estado; el retablo central es de 1700 y se conserva prácticamente intacto.

Hotel Mirador en Barrancas
Aquí el contacto con la naturaleza es de verdad. Este hotel está en un lugar privilegiado de la sierra, a la orilla del Cañón del Cobre, con una vista espectacular, que desde cualquiera de sus espacios es realmente sorprendente. El restaurante panorámico es uno de los protagonistas del hotel, no sólo por la postal serrana que se ve por sus ventanas, sino por su propuesta gastronómica. La cocina rinde homenaje a los productos de la región y, sin importar lo que se pida, en cada platillo se siente la tradición culinaria de la sierra. El hotel tiene cinco tipos de habitaciones, unas con balcón y otras con terraza; todas son muy acogedoras, la decoración es rústica y tiene un delicioso aroma a madera.