
Altos hace más que tequila
En tierras mexicanas crecen —y se producen— tesoros invaluables. Es el caso del agave azul, la especie que se emplea para la elaboración del tequila.
Tequila Altos conoce bien la historia y el valor de nuestro destilado nacional. Sabe que es una tradición viva que se hace cada día, y una pasión heredada por generaciones. Por eso respeta los procesos artesanales, atiende su responsabilidad social y cuida cada momento de la producción: desde el campo hasta la botella.
Altos Plata y Altos Reposado se producen en los Altos de Jalisco mediante procesos rigurosos y bajo el cuidado del maestro tequilero Jesús Hernández, quien —tras casi dos décadas de experiencia— conoce el mundo del tequila como nadie.

Altos Plata
Tequila Altos busca producir una bebida sostenible; de hecho, 98% de los residuos orgánicos usados en la elaboración del tequila son compostados y reutilizados.

Altos Reposado

Altos Plata
Tequila Altos busca producir una bebida sostenible; de hecho, 98% de los residuos orgánicos usados en la elaboración del tequila son compostados y reutilizados.

Altos Reposado
Cuando el agave alcanza el punto de madurez, a los siete u ocho años, es cosechado por jimadores expertos. Su lenta cocción —tres días— diferencia este tequila de aquellos amargos o de sabor diluido, cuyos procesos incluye inyección de vapor o exprimido. Y como el sabor lo es todo, se macera de la manera más tradicional, con una tahona, lo que permite incluir las fibras y los líquidos en la fermentación y la destilación.
La pureza de este tequila radica en preservar una cepa de levadura presente de forma natural en el agave, que hace que los azúcares se transformen en alcohol potable y, al mismo tiempo, que el tequila mantenga un perfil único. Tras la fermentación, el jugo de agave es destilado dos veces en alambiques de cobre.
Cuando el agave alcanza el punto de madurez, a los siete u ocho años, es cosechado por jimadores expertos. Su lenta cocción —tres días— diferencia este tequila de aquellos amargos o de sabor diluido, cuyos procesos incluye inyección de vapor o exprimido. Y como el sabor lo es todo, se macera de la manera más tradicional, con una tahona, lo que permite incluir las fibras y los líquidos en la fermentación y la destilación.
La pureza de este tequila radica en preservar una cepa de levadura presente de forma natural en el agave, que hace que los azúcares se transformen en alcohol potable y, al mismo tiempo, que el tequila mantenga un perfil único. Tras la fermentación, el jugo de agave es destilado dos veces en alambiques de cobre.
Altos Plata —herbal, fresco, de aromas y sabores dulces— está listo para ser embotellado en este punto del proceso. Por su parte, el destilado que será Altos Reposado se almacena durante ocho meses —seis más de los requeridos por la normativa de la industria— en barricas que en el pasado añejaron bourbon. El resultado es un tequila con cuerpo robusto, dulce y cítrico, con un toque de vainilla y notas de madera.
Altos Plata —herbal, fresco, de aromas y sabores dulces— está listo para ser embotellado en este punto del proceso. Por su parte, el destilado que será Altos Reposado se almacena durante ocho meses —seis más de los requeridos por la normativa de la industria— en barricas que en el pasado añejaron bourbon. El resultado es un tequila con cuerpo robusto, dulce y cítrico, con un toque de vainilla y notas de madera.